El 'caso Afal'
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El 'caso Afal'
Martes, 14 de Mayo 2024, 18:09h
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La revista Afal la dirigían Carlos Pérez Siquier –quien fue Premio Nacional de Fotografía en 2003 y fallecido en 2021– y José María Artero –fallecido en 1991–, pero en ella publicaron todos los grandes fotógrafos de la segunda mitad del siglo XX en España; entre ellos, Ramón Masats, autor de la foto de la apertura, tomada en Almonte en 1958. Masats, que falleció el pasado marzo, tenía entonces 27 y era de los mayores del grupo.
«Hacíamos una fotografía joven que conectó con los fotógrafos vanguardistas de Europa», decía Pérez Siquier para explicar su buena acogida fuera de nuestro país. Ejemplo de ello es esta imagen suya de La Chanca (Almería), tomada en 1956. Desde el principio quisieron mostrar su trabajo fuera. Una de las exposiciones, organizada en la Embajada española de París, tuvo tal éxito que el embajador temió por su puesto.
Los fotógrafos que publicaban en Afal, como Francisco Ontañón, no eran panfletarios, pero sí comprometidos. «Reivindicábamos la autenticidad de la imagen por encima de los valores formales que por aquel entonces fomentaba el pictorialismo –explicaba Siquier–. Queríamos documentar la realidad cotidiana del tiempo que nos había tocado vivir».
Calle de Barcelona en 1960, foto de Joan Colom. Muchos textos y fotos eran censurados por la delegación almeriense del Ministerio de Información. Siquier comentaba que había dos tipos de censura: una, la política y otra, la moral, que hacía difícil publicar cualquier imagen que fuese susceptible de ser interpretada como atentado contra «las buenas costumbres».
Las dificultades de Afal fueron sobre todo económicas. Las colaboraciones, como esta de Gabriel Cualladó en 1959, tenían que ser gratuitas y los editores almerienses hacían horas y horas de trabajo voluntario. De hecho, Siquier se ganaba la vida trabajando en el Banco de Santander. «Fue una larga aventura de carácter altruista, de esas que solo pueden realizarse a cierta edad. No nos guiaba ningún interés material ni tampoco hubo pretensiones de notoriedad».
Foto de Fernando Gordillo de una familia abulense. La colección Afal se ha conservado gracias a Pérez Siquier, que siempre vivió en Almería. Preservó también las cartas que intercambió con los fotógrafos cuando el teléfono era un lujo. Algunas son ya históricas, como las de Edward Steichen y Cartier-Bresson felicitándolos por su trabajo.
Afal se disolvió en 1963. «Llegó un momento en que no se pudo seguir publicando. No podíamos pedir a nuestros amigos y colaboradores más altruismo. Publicamos una esquela con la nota de defunción de Afal, y revistas afines como La Codorniz nos dieron el pésame. Era una muerte digna». Afal, con imágenes como esta de Leonardo Cantero, inspiró a toda una generación de fotógrafos.