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Este año la Navidad musical de Arroyo no disfrutará de su Banda Sinfónica ni del Concierto de Año Nuevo. Jota de la Fuente

Y al llegar Santa Cecilia siguieron silenciados

La ausencia de contratos, actuaciones, ayudas institucionales e, incluso, espacios para ensayar, han llevado a este tipo de formaciones a una situación crítica

Jota De la Fuente

Arroyo de la Encomienda

Domingo, 22 de noviembre 2020, 22:02

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Las bandas de música viven momentos muy duros como consecuencia de la pandemia. Son ya más de ocho meses carentes de actividad y las perspectivas de futuro no son alentadoras. Pertenecen al colectivo del mundo de la cultura y en su seno realizan una importantísima labor musical, educativa, económica y social, que no está siendo valorada, en ningún caso, por las instituciones. Hoy se celebraba Santa Cecilia, patrona de los músicos. Un día sin música, sin acordes, sin celebración. Mudos.

La Banda Sinfónica de Arroyo de la Encomienda, por ejemplo, y «debido a la falta de contratos y de apoyo por parte de diferentes administraciones, nos hemos visto obligados a tramitar incluso la suspensión temporal del contrato de nuestro director titular», explica el presidente, Juan Pablo Rodríguez, en referencia al responsable musical de la formación, Diego Cebrián Ferrero.

Analizamos con el presidente de la Banda Sinfónica de Arroyo de la Encomienda la situación en que se encuentran, atados de pies y manos, silenciados, sin posibilidad de ensayar por estar cerrados los espacios municipales donde solían hacerlo, sin actuaciones, ni contratos, ni contacto entre sus más de 70 integrantes. El Ayuntamiento de Arroyo no autoriza el uso de sus instalaciones municipales para ningún tipo de actividad cultural, musical o deportiva en espacios cerrados. Sin embargo, sí permite actuaciones o representaciones en el auditorio del Multiusos de La Vega, como por ejemplo la actuación de Alba Lírica ayer mismo por la tarde con 'El Humor de la Zarzuela' dentro de la red provincial de teatros.

Son muchos los colectivos que se están viendo gravemente afectados por la pandemia, ¿en qué situación se encuentran las bandas de música?

La situación no es buena. Gran parte de las asociaciones están sufriendo enormes dificultades. Además, se trata de una realidad muy diversa; por ejemplo, las sociedades musicales de la Comunidad Valenciana han logrado ser declaradas como Patrimonio Cultural Inmaterial en el propio contexto de la pandemia, en Murcia van a recibir subvenciones por primera vez, mientras que el apoyo institucional en otros muchos lugares es bien distinto, y el tejido asociativo está también menos trabajado.

Juan Pablo Rodríguez, presidente de la Banda Sinfónica de Arroyo en una procesión de Semana Santa del año 2017. Chema Concellón

Dentro del mundo de la cultura, las bandas de música realizan una importantísima labor, no solo musical, también educativa, económica y social, que no está siendo suficientemente valorada desde las instituciones. Además, gracias también a su arraigo y la estrecha relación que guardan siempre con su entorno, podemos decir que se trata de unos colectivos especialmente propicios para dinamizar la vida cultural de zonas y de municipios muy diversos.

Precisamente, la Banda Sinfónica de Arroyo, una de las formaciones de referencia en su ámbito, realizó una importante apuesta digital durante los meses del primer confinamiento, ¿qué os llevó a hacerlo?

Así es, desde los primeros días del confinamiento -y como muchas otras bandas- fuimos conscientes de la necesidad de aprovechar nuestro espacio en las redes para acompañar a la población, poniendo en marcha numerosas iniciativas como un ciclo de versiones desde casa por parte de nuestros integrantes, en colaboración además con otros músicos que han pasado por la banda y que se interesaron por el proyecto. También destacó #BSAyuda, un programa que dio visibilidad a proyectos solidarios relacionados con miembros de la propia banda y encaminados a mitigar los efectos de la pandemia, tratando siempre de concienciar a la población de la importancia de realizar esas acciones, por pequeñas que fuesen.

La Sinfónica de Arroyo ha afrontado durante la propia pandemia uno de los cambios más importantes de toda su trayectoria, en lo que a imagen se refiere.

Desde luego, hace escasos meses presentamos la nueva imagen corporativa de la formación, que afecta ya a todas las acciones que realizamos, así como a aspectos tan reconocibles como el logotipo, indumentaria, o nuestro propio nombre. Los cambios serán más visibles conforme vayamos realizando diferentes actividades, pero ha sido todo un reto ser capaces de presentar de forma eficaz ese importante cambio de forma 100% digital.

En la BSA somos muy conscientes de la importancia de las bandas, pero también de que somos un tipo de formación que en muchos casos tenemos algunas asignaturas pendientes en lo que se refiere a imagen y a la apuesta por el contenido digital, por lo que llevamos tiempo realizando importantes esfuerzos en ese sentido, con varias personas centradas en ese ámbito.

¿Por qué ese cambio de criterio entonces?, pasando de todas esas iniciativas a un período, ahora, de escasa actividad.

La mayoría de bandas siguen activas, unas pueden ensayar y dar conciertos y otras, como nosotros, nos vemos obligadas a seguir trabajando de puertas para adentro, dado que la imposibilidad de ensayar a causa de las restricciones impuestas por el ayuntamiento de nuestro municipio nos impide llevar a cabo cualquier tipo de actividad con los músicos, por mínima que sea. En ese sentido, cabe destacar que el mundo de la cultura estuvo a la altura de las circunstancias durante los meses más duros del confinamiento, demostrando su enorme sensibilidad ante la difícil situación que atravesamos. No obstante, y dado que las circunstancias se han prolongado en el tiempo más de lo que todo el mundo esperaba inicialmente, parece claro -como ocurre en otros ámbitos- que el sector cultural necesita de un apoyo decidido para salir de la complicada realidad en la que estamos sumidos.

En nuestro caso, y debido a la falta de contratos y de apoyo por parte de diferentes administraciones, nos hemos visto obligados a tramitar incluso la suspensión temporal del contrato de nuestro director titular. Él mismo preparó numerosos vídeos explicativos que nos permitieron continuar trabajando en remoto durante los primeros meses de la pandemia, algo ahora impensable, por desgracia. Nuestra relación con él es buena, de no serlo habríamos corrido el importante riesgo de perder a un gran profesional, que suele ser además la piedra angular de este tipo de formaciones. Nos consta que hay asociaciones cercanas en una situación muy delicada.

Además, la BSA hizo un importante esfuerzo para garantizar la seguridad de sus integrantes antes de retomar la actividad presencial durante el periodo estival.

Por supuesto, pusimos en marcha un estricto decálogo y protocolo de actuación, y todos nuestros integrantes firmaron una declaración de responsabilidad antes de retomar la actividad en nuestra sede. Las fuertes medidas implementadas en la misma, acompañadas de la responsabilidad demostrada por los músicos, posibilitaron la vuelta a la actividad ordinaria sin ningún contagio. Esa seguridad que se ha logrado en los espacios culturales se ha constatado posteriormente en multitud de salas y eventos.

Entrega de diplomas a los nuevos músicos al finalizar el tradicional concierto de Año Nuevo de la Sinfónica de Arroyo. Jota de la Fuente

Por otro lado, la Junta Directiva de la formación lleva trabajado desde el comienzo de la pandemia en vías de actuación que se ajustan a todos los escenarios posibles, poniendo sobre la mesa muy diferentes posibilidades que no han sido atendidas por la administración, adaptando los formatos, tanto de ensayos como de conciertos a distintos escenarios y espacios. No resulta fácil comprender la disparidad de criterios de actuación presente en nuestro ámbito a la hora de aplicar los mismos y en función del ayuntamiento que toma las medidas en cuestión.

En ese sentido, ¿no han recibido noticias sobre algún tipo de ayuda o medida que pueda compensar, ahora o en el futuro, la ausencia de conciertos y de ingresos durante un periodo tan prolongado de tiempo?

No hemos recibido ningún tipo de comunicación en este sentido. Somos conscientes de la difícil situación que están atravesando todos los sectores, y de que las prioridades pueden ser otras, pero consideramos que la cultura siempre ha quedado en el furgón de cola a la hora de tomar medidas de ayuda frente a la pandemia. En este sentido echamos en falta el apoyo institucional a todos los niveles.

Pero, las bandas de música cumplen una labor social que parece especialmente importante en estos momentos, ¿no es así?

Así es, son un tipo de formaciones que siempre están muy en contacto con el territorio en el que desarrollan su actividad, lo que las convierte agrupaciones especialmente sensibles a la problemática social de cada momento. En nuestro caso venimos realizando desde nuestros comienzos como formación diferentes iniciativas sociales y educativas. Hablamos, por ejemplo, de conciertos benéficos en colaboración con asociaciones como la Asociación de Alumnos Voluntarios de Valladolid, o el Banco de Alimentos. También hemos colaborado con el Centro Cultural Miguel Delibes y la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) en iniciativas como el Maratón Musical Solidario en el Hospital Río Hortega, o en conciertos en familia y para escolares de Castilla y León.

Por otro lado, colaboramos con otras entidades como la academia de dirección Opus23, de los directores Andrés Salado y Miguel Romea, facilitando las prácticas de dirección de los fantásticos directores que se forman en ella, y siempre hemos estado especialmente concienciados con la necesidad de hacer llegar la música a todo tipo de públicos y lugares. Por ello, actuamos regularmente en espacios muy diversos de Arroyo o Valladolid, como el Teatro Zorrilla, Cúpula del Milenio, Plaza Mayor, o Patio de San Benito, pero también en localidades de dentro y fuera de la comunidad, como Simancas, y nos desplazamos cada verano a un lugar diferente para ofrecer conciertos de muy diferente formato: Portugal, Galicia, País Vasco, Comunidad Valenciana, etc.

¿Qué reclaman entonces a las instituciones en una situación tan delicada para su formación y para otras que están pasando por situaciones similares?

Hemos visto como a todos los niveles el sector cultural ha quedado al margen de las medidas tomadas para afrontar los problemas generados por la pandemia. Es cierto que determinadas Administraciones han puesto en marcha medidas que han permitido a ciertas agrupaciones seguir funcionando, pero no es nuestro caso.

¿Cómo afronta la Banda Sinfónica de Arroyo los próximos meses?, dado que en Navidad suele tener lugar uno de sus conciertos con mayor éxito de público.

Todas las actividades de este último trimestre del año están canceladas, tanto el Concierto de Santa Cecilia como el de Año Nuevo, incluidos nuestros ensayos, por lo que nos resulta imposible estar preparados para volver a actuar hasta que pase cierto tiempo desde que nos permitan volver a ensayar.

¿Y a más largo plazo, qué proyectos tiene la formación?, me refiero a importantes citas como la Semana Santa, certámenes estivales, etc.

No tenemos ninguna noticia sobre cuál puede ser nuestro próximo compromiso, pero vemos con preocupación la posibilidad de que la Semana Santa vuelva a suspenderse.

En lo que respecta a festivales, si seguimos ante la imposibilidad de ensayar con motivo de las restricciones impuestas, podemos encontrarnos con tener que cancelar nuestra participación en importantes eventos previstos para el verano de 2021 que, según parece, siguen en pie. No podemos comprometernos a asistir a ningún evento si resulta imposible asegurar un mínimo de ensayos que nos permitan afrontar esos compromisos con garantías. No podemos echar por tierra la labor realizada durante todos estos años asistiendo a un festival sin la preparación adecuada.

Teníamos también relativamente cerca la inauguración de la Casa de la Música y el Teatro, así como el traslado de toda nuestra actividad a dicho edificio. Se supone que habría un concierto de inauguración, pero no hay fechas ni para el traslado ni para el concierto

No obstante, en ocasiones son los tiempos difíciles los que nos hacen agudizar el ingenio y sacar aspectos positivos o valorar nuevos horizontes, ¿qué saca de un escenario tan dramático la Banda Sinfónica de Arroyo?

Claro. En ningún momento nos hemos planteado paralizar completamente la actividad interna de una formación que cuenta con tantos músicos y con una buena cantidad de público regular en sus conciertos, algo que -por suerte- tampoco han hecho otras formaciones, a pesar de las enormes dificultades.

Por ello, hemos aprovechado las circunstancias para, -como te comentaba- redoblar y mejorar la apuesta por el contenido digital, y seguimos también trabajando en aspectos como el cambio de imagen de la formación, en mayor número de acciones que van encaminadas a reducir nuestra huella ecológica (que se suman a otras ya realizadas, como los programas de mano digitales), o en nuevas vías de colaboración para seguir realizando conciertos solidarios.

¿Qué mensaje mandaría entonces al público que espera el regreso de los conciertos que realizan tantas bandas de música en la comunidad?

Lo único que se puede trasladar ahora a toda la sociedad, paciencia y responsabilidad. Nosotros estaremos preparados en cuanto las condiciones nos lo permitan para volver a hacer lo que mejor sabemos, música. Lo único que pedimos, con todas las medidas necesarias, obviamente, es que nos dejen hacerlo.

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