Las encajeras regresan a Arroyo

Han pasado dos años desde el último encuentro nacional de bolillos y vainicas celebrado en Arroyo, celebrado justo el fin de semana previo al confinamiento. Desde entonces muchas cosas han cambiado, pero ayer la plaza de toros cubierta y multifuncional sirvió de escenario para acoger a 500 encajeras dispuestas a ganar otro trozo de libertad y normalidad en esta lucha contra el dichoso coronavirus.

Se llenó el aforo completo permitido para esta ocasión, el medio millar de participantes. Sin las restricciones se hubieran concentrado cerca de un millar de personas en torno a su afición por los hilos, los encajes, los bolillos y las vainicas. En el recuerdo de todos los participantes estuvieron ayer todas las personas que eran asiduas a este tipo de encuentros y que, por desgracia, ya no se encuentran entre nosotros.

La organización del encuentro recae de nuevo en el Club Labores Mil Agujas de Valladolid en colaboración con el Ayuntamiento de Arroyo de la Encomienda y la Diputación de Valladolid. La edición de este año ha sido la que ha concentrado la presencia de personas llegadas desde más puntos de la geografía española y de ciudades más distantes. Además de clubes y asociaciones de Valladolid y de las 8 provincias restantes de Castilla y León se han visto encajeras llegadas desde Lugo, Ciudad Real, La Coruña, Cantabria, Madrid, Asturias, Bilbao y algunas más de Vizcaya.

Como complemento al espacio había también 19 puestos artesanos de venta de artículos, materiales y accesorios, al modo de paradas artesanales llegados desde Cataluña (7), Cáceres, Salamanca, Cantabria, Galicia, Madrid (4), más otros 4 desde distintos puntos de Castilla y León.

Según mantienen en la organización del encuentro, «el objetivo es rescatar del olvido aquellas labores que en su día fueron un homenaje para nuestras abuelas y que tras el paso de los años han ido resurgiendo como nuevas creaciones artesanales para las generaciones venideras». La pandemia y tantas y tantas horas de tiempo libre han traído consigo la recuperación de manualidad y artes ancestrales olvidados en algunos casos para llenar tantas horas de desocupación. Coser, encajar y hacer bolillos y vainicas han crecido en aficionados y adeptos en los últimos 24 meses.

Premios

Como ya es tradición, en Arroyo se premia a la bolillera de mayor edad Julia Verbena Álvarez (85 años), de Las Bolilleras de San Juan (Valladolid), al bolillero de menor edad Israel Vinuesa Ruiz (9 años), de Grijota, en la provincia de Palencia. El reconocimiento a la mejor labor es para la asociación Río Vena de Burgos, mientras que el del grupo de procedencia más lejana ha ido a parar a manos de las Amas de Casa As Puentes de La Coruña, en Galicia. Como novedad en esta edición se premiaba un reconocimiento especial al mejor puesto, honor que recayó en Aurora Ramos.

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